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- 10.05.2021
Coronavirus
Restricciones intermitentes: la estrategia de Kicillof para pasar el invierno ante la segunda ola
El Gobierno bonaerense sostendrá las medidas de cuidado en los meses de frío. Y continuarán sujetando la estrategia de acción con criterios en base a la cantidad de contagios y vacunados.
Pasada la primera ola del coronavirus, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, había anunciado a mediados de julio del año pasado el comienzo de una “cuarentena intermitente” que vendría a reemplazar el aislamiento duro que se había instalado como consecuencia del aumento de casos de contagio.
Allí adelantó lo que sería un avance lento y escalonado en la apertura de actividades, impulsado por criterios en base al aumento de casos y de la ocupación de camas de terapia intensiva.
De cara a los próximos meses de invierno el gobierno bonaerense aplicará un formato similar: ya no se hablará de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio porque no implicará las mismas herramientas que el año pasado. Sino que hasta el momento hay restricciones a la circulación enfocadas en la nocturnidad y se suma el criterio de la cantidad de vacunados a los factores epidemiológicos a tener en cuenta. En este sentido vale mencionar que la vacunación avanza firmemente en todo el territorio de la Provincia.
Para sintetizar: menos casos positivos, menos medidas restrictivas. Más casos positivos, más medidas restrictivas. Esto es medidas de cuidado y restricción administradas según la realidad epidemiológica lo amerita. El gobernador de la Provincia de Buenos Aires ya decidió mantener las medidas restrictivas hasta que pase el invierno, el momento donde las autoridades sanitarias esperan que los casos aumenten y el sistema sanitario vuelva a entrar en tensión.
CLASES
En el mencionado plan estratégico de acción sanitaria también se incluye el factor de las clases presenciales. Y es que el regreso a la presencialidad en las aulas no escapará a estos criterios y dependerá exclusivamente de los datos epidemiológicos. Kicillof no dudará si tiene que extender la virtualidad en los colegios a fin de bajar el nivel de contagios.
El mecanismo estructurado que propone la administración bonaerense está directamente ligado a que se mantenga un sostenido descenso de los casos positivos de Covid-19 y por ende que se destensione el sistema de salud. Esto implica que ante la posibilidad de que se abran algunas actividades más y asimismo haya una suba de casos, las restricciones volverán sobre sus pasos automáticamente. Al menos en la medida que avance sostenidamente el operativo de vacunación.
El foco de las preocupaciones del oficialismo tiene que ver con las reuniones sociales, especialmente en lugares cerrados y la circulación que implique aglomeraciones de gente. Y es que el gobierno provincial, en línea con el Gobierno Nacional apunta a sostener lo más posible la actividad económica.
Desde el ministerio de Salud de la Nación, se baraja la posibilidad de que una vez que los casos empiecen a bajar, se pueda instaurar el sistema de aperturas y cierres con un monitoreo diario de la curva de contagios. Empero, van a esperar hasta el 21 de mayo, cuando finalice el DNU, para hacer una nueva evaluación. Para llevar adelante ese plan el gobierno nacional se apoya en el semáforo epidemiológico que activó el último DNU presidencial. En la provincia es la aplicación del sistema de fases que utilizan desde el año pasado y que le ha dado buenos resultados.
El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, advirtió el domingo que la gestión de Kicillof quiere seguir el esquema implementado en Alemania e Israel respecto al cierre y apertura de actividades. “Con todos los cuidados podremos abrir determinadas actividades un tiempo y quizá las volvemos a cerrar. Hay que jugar a un equilibrio que dependerá de los casos y de la baja de los contagios”, sostuvo.
En definitiva, el escenario sanitario es el resultado de distintas variables como la caída de los casos, la ocupación de las camas de UTI y la cantidad de vacunas aplicadas. No es posible tener una proyección precisa sobre cuándo y cuántas vacunas llegarán al país, por lo que la planificación se hace sobre un escenario de contingencias. En el primer paso es vacunar a las 5.700.000 personas que están dentro de los grupos de riesgo. Ese primer hito permitirá al Gobierno tener un margen para poder decidir las restricciones ya que la población más vulnerable estará protegida.
En la provincia ya están vacunados el 95,22% del personal de salud, el 88,15% de los mayores de 70 años, el 92,35% de las personas de entre 60 y 69 con comorbilidades, el 70% de la misma franja etaria pero sin ninguna enfermedad preexistente, el 50,54% del personal docente y vinculado a las escuelas, y el 27,96% del personal de seguridad. El cálculo es siempre sobre los que están inscriptos. Hay, hasta el momento, 3.075.260 vacunados.
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