- Política
- 23.08.2022
La defensa de la vicepresidenta y su génesis
Del intento de escrache a la Marcha Peronista en el Congreso: el detrás de escena de la defensa de Cristina
Un diputado provincial fue detenido y reveló cómo protegieron a los vecinos que fueron a "escracharla". Las movilizaciones populares, el traslado, el discurso y el final de la vicepresidenta, en el balcón de su despacho ante la gente.
Por Alexis Grierson
No fueron horas tranquilas para nadie. La escalada mediática por el pedido de condena de 12 años a Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad y los extraños motivos del fiscal Luciani de que la actual vicepresidenta fue “cabeza” de una asociación ilícita, más el rechazo a la ampliación de la defensa de la acusada, generaron unas 16 horas más que movidas para la política argentina.
Justamente, tras el pedido del doctor Luciani al Tribunal Oral Federal N°2, un grupo de personas se dirigió a las puertas de la casa de la vicepresidenta para realizar un –mal llamado- escrache. Aquí comenzaron los movimientos y alertas.
NuevaBA logró saber, tras varias consultas a personas vinculadas al entorno de Fernández de Kirchner, que este grupo de personas son “habitué” de este tipo de manifestaciones ante funcionarios de este gobierno. “No los vemos nunca criticar todo lo que denunció Cristina” chicanearon, visiblemente enojados porque sienten que están “protegidos”.
Justamente, la respuesta a la llegada de este grupo fue la de cientos de personas que llegaron al domicilio de Cristina –en Recoleta- para acompañarla en la previa de su “defensa pública”. Ante la llegada de la Policía de la Ciudad, la decisión estuvo en “reprimir a los militantes de Cristina” y “no al grupo de violentos que agredía constantemente”.
“Ayer molestábamos, sin lugar a dudas, nos acercamos para demostrar que, independientemente de que haya gente que esté contenta (con el pedido de condena) nosotros estamos en otra dirección”. “No es una causa judicial, es un linchamiento sin ningún tipo de pruebas” agregó.
Ante el crecimiento de la columna de militantes en favor de Cristina, Grana señaló que “nos querían sacar a nosotros de la escena y cuando vieron que éramos cada vez más, intentaron empujarnos para sacarnos de la zona”. No lo lograron.
Lo que se transformó en una marcha de apoyo se transformó en vigilia. Y muchísimos militantes se quedaron, toda la noche, “acompañando” a Cristina Fernández de Kirchner, que pasadas las 10 de la mañana se trasladó de su casa al Congreso de la Nación para, desde allí, transformar la ampliación de su defensa en un contraataque no sólo contra el fiscal Luciani y Mola, sino exponer a Nicolás “Nicky” Caputo y otros empresarios en otras causas que los fiscales habrían decidido “omitir” a la hora de presentar más evidencia en los alegatos, algo jurídicamente insólito.
Siempre junto a la gente: a medida que hablaba (en Youtube logró tener 90 mil usuarios observando su exposición) una columna de manifestantes se concentraba justo fuera de su despacho en el Congreso, al grito de “Cristina, Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”.
“El Partido Judicial es insólito: sabían que esto podía generar todo esto y aun así avanzaron. La militancia, siempre que esté Cristina, será incondicional y es un empujón para el Frente de Todos de cara a lo que viene” afirmó un legislador consultado por este portal que, incluso, estuvo en el Congreso junto a otros dirigentes que decidieron acompañar desde otro lugar a la ex presidenta.
¿El final? El encuentro de la líder con su gente: Cristina salió al balcón de su despacho y recibió el cariño de la militancia. El gesto final (que, como todo en Cristina, tiene un mensaje) en el que ella pidió que canten la Marcha Peronista, completa un camino plagado de denuncias, expone al Poder Judicial e instala en agenda debates que siempre estuvo dispuesta a dar, como la relación Justicia/Política.
Y con el agregado, claro, que incluye a Néstor, Cristina y “la gloriosa JP”. Un nuevo cimbronazo en la política argentina, que –otra vez- cambiará el mapa político de cara a lo que viene.
No fueron horas tranquilas para nadie. La escalada mediática por el pedido de condena de 12 años a Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad y los extraños motivos del fiscal Luciani de que la actual vicepresidenta fue “cabeza” de una asociación ilícita, más el rechazo a la ampliación de la defensa de la acusada, generaron unas 16 horas más que movidas para la política argentina.
Justamente, tras el pedido del doctor Luciani al Tribunal Oral Federal N°2, un grupo de personas se dirigió a las puertas de la casa de la vicepresidenta para realizar un –mal llamado- escrache. Aquí comenzaron los movimientos y alertas.
NuevaBA logró saber, tras varias consultas a personas vinculadas al entorno de Fernández de Kirchner, que este grupo de personas son “habitué” de este tipo de manifestaciones ante funcionarios de este gobierno. “No los vemos nunca criticar todo lo que denunció Cristina” chicanearon, visiblemente enojados porque sienten que están “protegidos”.
Justamente, la respuesta a la llegada de este grupo fue la de cientos de personas que llegaron al domicilio de Cristina –en Recoleta- para acompañarla en la previa de su “defensa pública”. Ante la llegada de la Policía de la Ciudad, la decisión estuvo en “reprimir a los militantes de Cristina” y “no al grupo de violentos que agredía constantemente”.
Además, se corroboró con la detención del diputado provincial Adrián Grana que la Policía “funcionó como una Guardia Pretoriana de los escrachadores” dicho por él mismo en diálogo con AM750.
“Ayer molestábamos, sin lugar a dudas, nos acercamos para demostrar que, independientemente de que haya gente que esté contenta (con el pedido de condena) nosotros estamos en otra dirección”. “No es una causa judicial, es un linchamiento sin ningún tipo de pruebas” agregó.
Ante el crecimiento de la columna de militantes en favor de Cristina, Grana señaló que “nos querían sacar a nosotros de la escena y cuando vieron que éramos cada vez más, intentaron empujarnos para sacarnos de la zona”. No lo lograron.
Lo que se transformó en una marcha de apoyo se transformó en vigilia. Y muchísimos militantes se quedaron, toda la noche, “acompañando” a Cristina Fernández de Kirchner, que pasadas las 10 de la mañana se trasladó de su casa al Congreso de la Nación para, desde allí, transformar la ampliación de su defensa en un contraataque no sólo contra el fiscal Luciani y Mola, sino exponer a Nicolás “Nicky” Caputo y otros empresarios en otras causas que los fiscales habrían decidido “omitir” a la hora de presentar más evidencia en los alegatos, algo jurídicamente insólito.
Siempre junto a la gente: a medida que hablaba (en Youtube logró tener 90 mil usuarios observando su exposición) una columna de manifestantes se concentraba justo fuera de su despacho en el Congreso, al grito de “Cristina, Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”.
“El Partido Judicial es insólito: sabían que esto podía generar todo esto y aun así avanzaron. La militancia, siempre que esté Cristina, será incondicional y es un empujón para el Frente de Todos de cara a lo que viene” afirmó un legislador consultado por este portal que, incluso, estuvo en el Congreso junto a otros dirigentes que decidieron acompañar desde otro lugar a la ex presidenta.
¿El final? El encuentro de la líder con su gente: Cristina salió al balcón de su despacho y recibió el cariño de la militancia. El gesto final (que, como todo en Cristina, tiene un mensaje) en el que ella pidió que canten la Marcha Peronista, completa un camino plagado de denuncias, expone al Poder Judicial e instala en agenda debates que siempre estuvo dispuesta a dar, como la relación Justicia/Política.
Y con el agregado, claro, que incluye a Néstor, Cristina y “la gloriosa JP”. Un nuevo cimbronazo en la política argentina, que –otra vez- cambiará el mapa político de cara a lo que viene.
- AUTOR
- Alexis Grierson
- SECCIÓN
- Política
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