- Política
- 04.03.2024
OBRA PÚBLICA
Cooperativistas del conurbano abandonados por AySA
Se trata de los 2.500 trabajadores de tres programas que llevaban servicios a barrios populares del Gran Buenos Aires. Advierten que el panorama es "explosivo".
"Incertidumbre" y "miedo" son las dos palabras que más se repiten durante las charlas. "Lucha" es la que suele concluir las conversaciones. Cesar Montiel y Jorge Mazzina integran un colectivo de 2.500 cooperativistas que hace casi 20 años hacen instalaciones de aguas y cloacas en barrios populares del conurbano de la provincia bajo programas que dependen de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA). El jueves pasado marcharon pidiendo que se paguen deudas de varios meses y la continuidad de las obras para no quedar en la calle.
“Ni con el macrismo se dieron de baja los programas porque saben que funcionan”, dice a Buenos Aires 12 Montiel, de la Cooperativa Somos Unidad y Organización de Almirante Brown. Se refiere a Agua + Trabajo, Cloacas + Trabajo y Conectar T. Los dos primeros llevaron las redes de agua potable y de desagüe cloacal a 22 municipios del conurbano bonaerense. Con el tercero se hicieron más de 13.500 conexiones a las redes.
Montiel cuenta que tiene 43 años y “más de 15 haciendo este laburo, ¿qué hago ahora?” Aunque nadie notificó el fin de los programas, la última reunión con las autoridades de AySA dejó un mensaje: “El Presidente dijo que no hay más obra pública”. “Nos dijeron que esperemos 15 días pero no para empezar a pagar, sino para tener un estado definitivo de la situación y ver cómo sigue”, relata Mazzina, que vive en La Matanza. Hay cooperativas, dice, a las que se les debe cuatro meses de sueldos. “Las que mejor están les deben dos meses”, agrega.
Ambos remarcan que su trabajo es a destajo. “Te pagan por metro terminado”, señalan. Es decir, se les debe lo concluido, entregado y certificado. Durante el verano no hubo más obras y sólo fueron cerrando aquellas obras que seguían bajo convenio. Todo sin cobrar. “Te dicen que sacan los planes para que empiecen a trabajar pero el trabajo que funciona lo están destruyendo”, señala Mazzina. “El Presidente dice que quiere que seamos potencia, pero no hay país que sea potencia sin agua ni cloacas”, apunta Montiel.
Producto de estas deudas y la falta de instrucciones hacia el futuro, este jueves marcharon a la sede de AySA sobre la calle Tucumán al 700 en búsqueda de respuestas. Casi que no las hubo, o sólo ampliaron el margen de incertidumbre. Tampoco hubo respuesta cuando tiempo atrás habían mandado una carta entre todas las cooperativas. Tampoco cuando algunos intendentes pidieron reuniones para interiorizarse de la situación ante el cese de pago, narran.
Además, el organismo se encuentra acéfalo tras la partida de Marcelo Papandrea, quien a fines de diciembre fue nombrado en lugar de Malena Galmarini. "Razones personales", indicaron en el comunicado de su salida.
Volviendo a las deudas, en el caso de la cooperativa de Montiel pisa los 40 millones de pesos. “Somos 50 familias en la cooperativa, dos cuadrillas que cumplieron con todos sus trabajos, y hoy el futuro es totalmente incierto”, detalla. En la asamblea posterior a la reunión con autoridades del organismo se decidió pensar en un plan de lucha. “No sabemos cómo, desde cuándo, ni la manera, pero si nos dicen que no hay más obra pública nosotros vamos a salir a decir que tiene que haber obra pública”, sostiene Mazzina.
Con estos tres programas se dio trabajo, afirman los cooperativistas, a cerca de 2.500 personas en 84 cooperativas. A Almirante Brown y La Matanza se le suman Florencio Varela, Quilmes, Avellaneda, Hurlingham, Morón, Tres de febrero, Esteban Echeverría, Ituzaingó, Moreno, Pilar Escobar, San Miguel, Tigre, San Isidro, San Martín, Lomas de Zamora, Presidente Perón, Lanús, Ezeiza y Merlo.
Agua + Trabajo y Cloaca + Trabajo son prácticas que AySA viene desarrollando desde 2004 de forma ininterrumpida con el objetivo de brindar acceso a los servicios de agua potable y saneamiento con un modelo “de intervención integral, técnico y social” para la expansión de redes secundarias, las que se anexan a las troncales. Todo en zonas de alta vulnerabilidad socio económica y sanitaria.
Desde su inicio hasta diciembre de 2023, se realizaron 1.100 obras de redes secundarias de agua y cloaca, más de 3.500 kilómetros de redes secundarias de agua y cloaca instaladas, casi 370 mil conexiones ejecutadas, lo que alcanzó a más de 1.8 millones de personas beneficiadas.
Ambos programas son financiados, explican, en un 70 por ciento por el Tesoro Nacional y el otro 30 por ciento por el Banco Mundial. Conectar T, a diferencia de sus predecesores, es totalmente financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo y está regido por las normas regulatorias y controles de la institución.
Gracias a esta iniciativa más de 13.500 hogares fueron vinculados a las redes de agua potable y cloacas. Esto permitió, según los registros de los cooperativistas, cerrar 4.661 pozos ciegos. “El valor de cerrar un pozo ciego es enorme, por las enfermedades, porque en mi barrio que aún no tenés cloacas las enfermedades son tremendas”, resalta Montiel. Cuenta que estaba esperanzado con que en algún momento llegue su turno. Que le llegue el agua y las cloacas. “Hoy nosotros pagamos el agua en bidones”, señala.
Respecto al funcionamiento administrativo, el rol de AySA era el de recibir las solicitudes de los municipios para expandir las redes, autorizar y controlar, y girar los fondos para que desde las intendencias se paguen los sueldos y certificados presentados. “Siempre cobrábamos los días 20 y 21 de cada mes, pero no pagaron los sueldos de diciembre y enero y no sabemos qué pasara con febrero, sólo en algunos municipios hubo la suerte de que pagaran con fondos propios pero no saben qué va pasar”, detalla Montiel.
Además, todos los trabajadores fueron capacitados en el Instituto de Formación Leopoldo Marechal dependiente del Sindicato de Obras Sanitarias de la provincia de Buenos Aires (SOSBA).
“Nosotros ahora estamos en la calle pero pensamos en acciones judiciales”, advierte Montiel en medio de la movilización a las oficinas de AySA. “Iremos a buscar a nuestros diputados, que nos representen porque nosotros no votamos no quedarnos sin trabajo”, anuncia.
Para Mazzina, la gestión del presidente Milei está generando un combo “explosivo”. “Ayer la discusión entre los compañeros era por el que pudo comprar una cartuchera y un lápiz y los que no pudieron comprar ni un guardapolvos”, indica. “El panorama es totalmente negro”, sentencia.
Al frente de la Federación de Cooperativas René Salamanca, residente del barrio que lleve ese nombre y que fue construido por la propia cooperativa mediante los programas habitacionales lanzados por Néstor Kirchner, el dirigente barrial cuenta que “el quilombo es grande porque cuando un compañero no tiene para darle de comer a sus hijos dispara para cualquier lado”.
Deja en claro que, en su caso, las deudas nos son tan comprometedoras como con otras cooperativas de zona sur, pero que va a acompañar el reclamo. “Les van a pagar noviembre en marzo con semejante inflación, es una locura esto”, agrega Mazzina.
Dice que en los comedores que desde su organización, la Corriente Clasista y Combativa, ya no reciben alimentos del Gobierno Nacional desde diciembre. “Siempre se cree que el pobre puede ajustar un poco más, pero eso es no conocer”, subraya mientras aclara que son expresiones no tratan de generar un “run run de golpismo o esas cosas”, pero que la realidad es que en los comedores viene cada vez más gente y apenas se sustentan gracias al municipio y la provincia.
Montiel apunta que quieren volver a trabajar. Poder hacer una obra como la del barrio Rayo de Sol de Claypole o cuando se llevó el agua a gran parte de San José. Que el agua y las cloacas arriben a Parque Roma en Glew, su barrio. “Hubo momentos donde la economía era buena y comíamos todos en la esquina de los barrios, nos daban comida, e invitaban a la casa, pero en el último tiempo nos pedían trabajo”, cuenta.
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