EDUCACIÓN

Las universidades del conurbano ante el desafío de enfrentar el segundo cuatrimestre

Los rectores intentan estirar un presupuesto y los gremios docentes están en estado de alerta. La plata no alcanza y el inicio de las clases empieza a tambalear.


Las universidades del conurbano bonaerense afrontan un panorama complejo ante la vuelta de las clases luego del receso invernal. "El problema de los gastos operativo no se solucionó del todo", comenta un rector. "Les estamos pidiendo a los docentes un esfuerzo mayor por un salario muy devaluado", advierte otro. "Recién el lunes 12, vamos a saber si empiezan las clases", lanza un tercero.
 
De acuerdo a un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el salario de un docente Jefe de Trabajos Prácticos simple (el tercero en jerarquía en una cátedra detrás del titular y el adjunto), sin antigüedad, perdió el 34,4% de su poder adquisitivo desde noviembre del 2023, mientras que los profesores titulares con dedicación semi exclusiva sufrieron una caída en sus ingresos del 25,6%. El último aumento, otorgado unilateralmente por el Gobierno, fue de 5 puntos el mes pasado.
 
Las universidades fueron las primeras en experimentar en carne propia las consecuencias del "No hay plata" con el que el presidente Javier Milei decidió trazar los primeros ejes de su gestión. La política de motosierra del Gobierno nacional puso en peligro el normal funcionamiento de las casas de estudio y, más allá de los anuncios que buscaron llevar tranquilidad a la comunidad educativa, las universidades del bicentenario, ubicadas en distintas localidades del conurbano bonaerense, siguen sin ver luz al final del túnel.
 
El problema de los gastos operativos no se solucionó del todo, pero después de la movilización de abril fueron liberando partidas y la situación está más aliviada”, comenta un rector que conduce una de las casas que integra el pelotón de universidades creadas durante la gestión de Cristina Kirchner, en el marco de la celebración de los 200 años de la revolución de Mayo. Son las más nuevas y las que más sienten el golpe del ajustazo que comanda el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo.
 
Vitoreado por el mundo liberal libertario, el ex ministro de Finanzas de Mauricio Macri recibió del palo universitario su revés público más contundente cuando, el 23 de abril, la comunidad universitaria desbordó la Plaza de Mayo, la Avenida de Mayo, las arterias cercanas y el microcentro en general, en reclamo de una recomposición de fondos.
 
En esa ocasión, el gobierno, a través de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, y el subsecretario de Política Universitaria, Alejandro “Galleguito” Álvarez, intentó prorrogar el presupuesto 2023, elaborado en 2022, frente a una inflación de casi 300 puntos. La respuesta fue una marcha a la que asistieron muchos manifestantes sueltos, no encuadrados en organizaciones, mayormente de clase media. 
 
Una de las casas de estudio que atraviesa una situación difícil es la Universidad Nacional de Moreno (UNM). Su rector, Hugo Andrade, dice a Buenos Aires 12 que “durante todo este tiempo se hizo un esfuerzo de reasignación de tareas para sostener la cursada, a pesar de que el presupuesto real disminuyó”. El académico desmiente una versión que circuló en redes sociales según la cual las clases no comenzarían en este segundo cuatrimestre, pero advierte que “el problema es serio". "Les estamos pidiendo a los docentes un esfuerzo mayor por un salario muy devaluado, se lamenta.
 
Ocurre que, de las 17 carreras que se dictan en la UNM, un tercio aún no ha completado su ciclo. Esto es, se agregan las materias de los años superiores a medida que avanza el grupo inicial, lo que obliga a nuevas designaciones docentes año a año. Y esas designaciones fueron de las más atravesadas por la motosierra que Milei, Caputo y ahora Federico Sturzenegger toman como herramienta principal de su modelo de gestión estatal. Esa política obligó a una reingeniería interna, para evitar que los estudiantes más avanzados de Derecho, Diseño Industrial, Diseño Multimedia, Diseño Audiovisual y Diseño Textil quedaran en una suerte de limbo.
 
Una de los principales objetivos de las universidades del conurbano fue brindar a los habitantes de esas zonas de la provincia una oferta de cercanía para poder afrontar los estudios sin tener que movilizarse hasta los grandes centros urbanos. No sucede lo mismo con los docentes, que por lo general llegan desde otros puntos de la provincia y el país. "En estas condiciones, alguien que sólo tiene un par de horas asignadas, prácticamente cambia la plata", explica el rector de Moreno. "Pensemos además, que muchas materias se dictan en horario nocturno y mucha gente prefiere usar su vehículo y evitar el transporte público en ese horario”, explica.
 
Con todo ese escenario de fondo, la UNM sostiene desde 2021 dos escuelas secundarias, una de ellas politécnica. Al problema presupuestario, se suma allí el edilicio. La universidad y el municipio sostienen una prolongada disputa judicial por la titularidad de un predio en el que la primera tenía previsto construir aulas. Por ese motivo, y hasta tanto no se resuelva el pleito, la UNM no recibe obras de ampliación desde 2018. En la actualidad cuenta con 15 mil estudiantes, provenientes de Moreno, Merlo, General Rodríguez y otros distritos aledaños.
 
La situación es similar en muchas universidades del conurbano. En la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), ya advierten que si bien el inicio de cursada está previsto para el lunes 12 de agosto, hay una asamblea gremial docente convocada para el jueves anterior. "Recién ese día se sabrá si comienzan o no las clases”, avisan adelantándose a un problema que no es exclusivo del Gran Buenos Aires sino que empieza a replicarse en todo el país.
 
Una de las situaciones más complejas de la provincia se presenta en la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde el reclamo de recomposición salarial es compartido por docentes y no docentes. Allí, el inicio de clases estaba previsto para el lunes 12 de agosto, pero luego de una asamblea los sindicatos resolvieron realizar un paro de una semana completa, desde ese día hasta el viernes 16.
 
El rector de esa casa de estudios, Alfredo Lazzeretti, sostuvo que "la cuestión salarial sigue sin resolverse" porque "deciden unilateralmente qué aumento se da y lo que han otorgado hasta el momento está muy lejos de cubrir la pérdida del poder adquisitivo que han sufrido todos". "En el sistema universitario, la gente no está loca; si hay una propuesta inteligente, podemos resolver este punto”, concluyó entonces.
 
En diálogo con Buenos Aire 12, reveló que "pasan los días pero no hubo ninguna propuesta, no hay negociaciones en curso. Este miércoles 7 hay plenario del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para evaluar la situación y los pasos a seguir. Somos conscientes de que lo que se resolvió (la cuestión de los gastos de funcionamiento), se logró por la movilización del 23 de abril y los planteos legislativos".
 
Lazzeretti también se mostró preocupado por la situación estudiantil, por el retraso que sufren los montos de las becas y por la situación edilicia. "El gobierno no pagó un solo certificado de obra desde el 10 de diciembre, pero tampoco rescindió los contratos. No resolvió la situación. En algunos casos, las universidades intentamos pagar con fondos propios, pero en otros los convenios no lo permiten".
 
En la estructura de costos de una universidad, el 90 por ciento son salarios y todos los demás ítems conforman el restante 10 por ciento. Un viejo conocedor del sistema, que confrontó con el menemismo, contó a Buenos Aires 12 al principio del conflicto que, por lo general, "te dicen que te sacan todo y después te dan para pagar la luz y lo mínimo para que no cierres". "Lo que realmente destruyen es el salario docente, van por eso, porque pega en las cuentas, porque tiene un costo político menor que la foto con las velas y porque es funcional a su proyecto", describió con una precisión que a la luz del tiempo vuelve a espejar a la administración libertaria con la del menemismo de los noventa.
 
A principios de julio pasado, la diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, Danya Tavela, presentó un proyecto de declaración de emergencia universitaria. Tavela, radical, juninense y ligada a la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Unnoba), sostuvo que "existe un profundo desconocimiento por parte del gobierno nacional sobre el funcionamiento de los sistemas y procesos del sector público".
 
Agregó que "en materia de salarios docentes no se puede acusar y decir que hay irregularidades, porque es muy sencillo controlar el destino de los fondos". "Los docentes universitarios no sólo perdieron con la inflación, sino que perdieron más que otros trabajadores estatales", dice y agrega que "lo que se empieza a observar es una migración de profesionales hacia otras áreas o hacia el exterior, donde cobran mucho mejor". Fuga de cerebros, le dicen.
 
Finalmente, comparó la demora del gobierno para recomponer salarios universitarios con los cien mil millones de pesos otorgados por decreto a la nueva SIDE, medida a la que anunció que se opondrá cuando el DNU que ordenó la creación se analice en el Congreso.
 



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