ECONOMÍA

Caen las ventas en la industria del juguete que emplea más de 8 mil personas en el AMBA

La caída interanual, la mayor registrada en décadas, fue de 16 por ciento. Distintas estrategias para mantenerse a flote. Cuál fue el resultado en las ventas por el Día de las Infancias.


La industria del juguete nacional, enteramente concentrada en el conurbano bonaerense y CABA, realizará en breve un análisis de situación por la drástica caída de ventas interanual del pasado domingo en el que se celebró Día de las Infancias y en el que tenía cifradas sus expectativas de recuperación. El objetivo es evitar despidos entre sus más de diez mil trabajadores.
 
“Cada empresa tomará sus decisiones”, explica el gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), Julián Benítez, en diálogo con Buenos Aires 12. "La recuperación del ingreso va a ser un proceso largo", imagina el directivo, al ser consultado sobre los escenarios de corto y mediano plazo.
 
“La industria del juguete tiene un fuerte componente estacional. Cada agosto, se produce un pico de ventas por el Día del Niño, ahora Día de las Infancias, y cada diciembre se produce otro, por las fiestas navideñas”, señala el ejecutivo y agrega que “cuando el año viene mal, fabricantes, distribuidores y comerciantes minoristas depositan sus expectativas en esas fechas”.
 
Pero este año, que ya venía mal, agosto defraudó. La caída de ventas, respecto a la misma fecha del año 2023 fue de 16 puntos, según estudios de la propia CAIJ, medida en unidades, es decir, en cantidad de juguetes. El sector prefiere medir en unidades, para correr la variable inflación y simplificar la comparación interanual.
 
Se trata de la caída más pronunciada de la historia reciente. En 2018 y 2019, el sector experimentó caídas en torno a los 10 puntos. Algo similar ocurrió en 2020, con la pandemia. Los dos años siguientes, 2021 y 2022, fueron de crecimiento sostenido. En 2023 se produjo una caída leve, de dos puntos.
 
Para la provincia de Buenos Aires, este conjunto de datos avizora un horizonte oscuro. Sucede que la industria del juguete en Argentina abarca a unas 180 empresas industriales: la mitad son micropymes, el 32 por ciento pequeñas y el 18 restante medianas. Todas ellas están radicadas en el AMBA, emplean en total a más de 8 mil trabajadores directos y otro tanto indirectos.
 
Muchas comenzaron en la década de 1940, gracias a la oportunidad generada por el proceso de sustitución de importaciones, enfrentaron su primera crisis con "la tablita" de Martínez de Hoz y desde entonces hacen frente a los sucesivos vaivenes de la política económica argentina.
 
Entre ellas hay casos emblemáticos como Duravit (la razón social es Caupur por “caucho puro”), en Valentín Alsina, partido de Lanús, que desde hace casi 80 años fabrica los autitos indestructibles, al punto que los chicos, en los años setenta y ochenta, los usaban de patineta.
 
Los juegos de encastre Rasti, cuya planta se encuentra en Lomas del Mirador, partido de La Matanza, son desde hace décadas la versión local de la danesa Lego. Otra es Rondi, que emplea a cien trabajadores en su planta de Villa Martelli, partido de Vicente López, cuyos productos están asociados a primera infancia y los “pata-patas”.
 
Frente a este dato ocurrirán dos cosas. La primera es que el sector fabricante apuesta todas sus fichas al mes de diciembre, aunque ya no pueda salvar el año, al menos para acotar las pérdidas. “Todas las fichas” implica que se profundizará una tendencia que comenzó en los primeros meses del año, conforme se desplomaba el consumo. Según Benítez, “las empresas no se desentienden de la comercialización, no le dejan el problema al juguetero, sino que realizan campañas, promociones, descuentos y todo tipo de activaciones”.
 
La otra es que cada directorio se sentará a analizar su propia situación y tomar decisiones. El ecosistema del juguete está mayoritariamente compuesto por pymes familiares, cuyos empleados rotan poco, tienen largos ciclos de trabajo y tienen, en muchos casos, además del obvio vínculo laboral, uno de carácter personal con la empresa. Por esta razón, a lo largo de este año, la industria recurrió al adelanto de vacaciones y, eventualmente, suspensión de turnos. Hasta el momento evitó los despidos. Esa es la principal amenaza que ahora se cierne sobre ellos.
 
La caída de la demanda es apenas uno de los problemas que afectan al sector. Los otros dos que enumera Benítez son las importaciones y el contrabando. Este último, agrega, "cuando es de dudosa procedencia suele ser también de dudosa calidad y puede convertirse hasta en un problema de seguridad para los chicos". 

"Ingresan en parte por Aduana y en parte por algunos pasos fronterizos del norte del país. Hace poco conformamos una mesa de trabajo, con funcionarios de Aduana y del Ministerio de Seguridad y logramos plantear nuestras inquietudes",
explica. "Esos juguetes después se venden en ferias, legales o ilegales, a través de vendedores ambulantes, manteros o manteros digitales. En tiempos de crisis, la diferencia de precio los hace llamativos", remarca el dirigente.
 
Respecto de las importaciones, Benítez refiere que "el 70 por ciento de los juguetes que se venden en Argentina son importados y, dentro de ese universo, el 95 por ciento es de procedencia china". "Para hacer frente a este fenómeno, desarrollamos el concepto de Marca Argentina", apunta.
 
"Marca Argentina es un sello que distingue a los juguetes nacionales, no sólo por su condición de nacionales, sino por su calidad, innovación o diseño, que son características salientes de nuestra industria. Competir por precio con China es imposible, por es apuntamos a otra clase de posicionamiento", desarrolla Benítez.
 
La caída del consumo no es azarosa y se constata con los datos públicos. Días atrás, el ministro de Economía de la provincia, Pablo López, publicó en sus redes que a lo largo del primer semestre de 2024 los trabajadores asalariados perdieron el 19 por ciento de su poder adquisitivo respecto al mismo período del año previo.
 
"La recesión, la creciente desocupación y el hundimiento en términos reales de los ingresos populares es un objetivo explícito del Gobierno nacional", apuntó López. La pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones a lo largo de este año explica que los argentinos consuman menos medicamentos y menor cantidad y calidad de alimentos. Los juguetes siguen la misma regla.



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