La polémica por el RIGI y el avance en la Provincia

RIGI bonaerense: de la celebración de Kicillof a su futura aplicación

El gobernador expresó su satisfacción por la aprobación en el Senado, lo que convirtió al proyecto en Ley. La manito libertaria. Mientras tanto, en los HCD de los distritos se busca adherir al régimen nacional.



Tras la aprobación en la Cámara de Senadores de la Provincia con una “manito” libertaria, el gobernador Axel Kicillof celebró que la gestión tenga su propio Régimen Provincial de Inversiones Estratégicas (RIGI) en el territorio bonaerense.
 
Con polémica, con el planteo de Kicillof como “opositor férreo” de la gestión de la motosierra de Javier Milei y la enorme polémica con la Planta GNL que Petronas e YPF invertirían en Bahía Blanca (y que desistieron para llevarla a Río Negro por una decisión e injerencia del gobierno nacional) ahora la Provincia contará con la posibilidad de poder regular y otorgar beneficios a empresas que apuesten al territorio con millonarias inversiones.
 
En redes sociales, Kicillof expresó que “en cada uno de los artículos de esta ley está la vocación del Gobierno provincial de acompañar a quienes generan trabajo y valor agregado, impulsar el desarrollo económico con una mirada soberana y actuar como un escudo contra las políticas nacionales de desindustrialización” en un dardo directo contra Milei.
 
En este sentido, el gobernador agradeció “a las y los legisladores de los diferentes bloques por acompañar este proyecto fundamental para que la provincia siga siendo, aun en estos tiempos tan difíciles, el corazón productivo de la Argentina”.


 
Cabe señalar que el Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado en la provincia de Buenos Aires, propone un esquema de desgravaciones fiscales destinado a “proyectos que acrediten un impacto significativo en términos productivos, económicos y sociales”. La iniciativa está diseñada para abarcar tanto grandes inversiones como proyectos de menor escala que fomenten la creación de empleo, innovación tecnológica, sostenibilidad ambiental y competitividad local.
 
El ministro de Producción, Augusto Costa, destacó que el RIGI bonaerense se diferencia del régimen nacional al priorizar no solo la inversión en sí, sino también su impacto en el desarrollo provincial.
 
Según explicó, los beneficios fiscales estarán condicionados al aporte que los proyectos realicen en áreas clave como la generación de empleo, la incorporación de tecnología y la sustitución de importaciones. “Siempre priorizaremos el valor agregado y la sostenibilidad en los proyectos que se presenten”, afirmó Costa.
 
Sin embargo, el proyecto recibió cuestionamientos de sectores opositores. Tanto el PRO como La Libertad Avanza manifestaron su rechazo, argumentando que la medida carece de viabilidad en el actual contexto económico. Además, señalaron que el RIGI no está alineado con el régimen nacional impulsado por el presidente Javier Milei, que consideran más adecuado para coordinar inversiones en todo el país.
 

De hecho, durante la presentación, debate y tratamiento en el recinto de la Legislatura, concejales del espacio libertario –e incluso del Pro, que aportaron con votos y presentaciones- llevaron la adhesión al RIGI nacional a los Concejos Deliberantes para “saltar” el régimen bonaerense y tener acuerdos directos bajo la jurisprudencia nacional.


 
A pesar de las objeciones, el oficialismo logró avanzar con la aprobación del régimen, resaltando su relevancia en el actual escenario económico. El gobernador Axel Kicillof contó además con el respaldo del espacio libertario dialoguista –o díscolo de La Libertad Avanza- liderado por Carlos Kikuchi, quien, a pesar de las diferencias internas, apoyó la iniciativa al considerar su potencial para impulsar el desarrollo provincial.
 
De hecho, estas discusiones generaron que la grieta en el mundo libertario sea más grande: el espacio “oficial” de LLA no acompaña ninguna iniciativa que salga del oficialismo.
 
Ahora arrancarán nuevas discusiones: su aplicación, el rol de los distritos y, obviamente, el interés de las empresas de instalar e invertir en la Provincia de Buenos Aires, que busca convertirse en un oasis en el desierto que deja la motosierra del gobierno nacional.



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