- Política
- 01.01.2025
El 2024 en la Provincia
Kicillof, entre internas y gestión, se prepara para “ponerse al hombro” una alternativa de gobierno
Peleado con la motosierra de Milei, sacó adelante el 2024: la chapa presidencial, la resistencia interna, aunque en la unidad de criterio para enfrentar al libertario. Sin unanimidad en el peronismo, busca armar un proyecto alternativo al libertario. Y ahora, sin Presupuesto.
El hilo conductor evidente es que la llegada de Milei al gobierno nacional puso patas para arriba a la política en todo su arco. Y a la Provincia de Buenos Aires en particular: Kicillof arrancó su segundo mandato con un recorte de fondos nacionales inédito en su historia. Con un horizonte presidenciable, encaró un año que tuvo varios escollos. Entre ellos, una interna en el peronismo y también una inédita pelea –o distanciamiento- con su referente política, Cristina Fernández de Kirchner.
Kicillof fue uno de los grandes ganadores de 2023: con autoridad, ganó las elecciones ejecutivas con buena diferencia ante Néstor Grindetti (JxC) y Carolina Píparo (LLA) y comenzaba su segundo mandato.
En el medio, el pedido de “componer nuevas canciones” en el peronismo, en una referencia a mirar hacia el futuro y buscar nuevas utopías. Esta frase costaría todo un año de internas, idas y vueltas. Pero eso se desarrollará en breve.
La victoria de Milei ante Sergio Massa abrió un escenario que pocos esperaban: si bien se cansó de prometer “la motosierra” en campaña, el Presidente realizó un recorte impactante en las arcas bonaerenses. Tanto, que los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) fueron eliminados por completo. Desde el gobierno provincial consideraron que se trató –y trata- de una medida ilegal, dado que la transferencia de esos fondos se da por “compensación” de la Coparticipación que le corresponde históricamente a la Provincia.
Además, el recorte de mil obras con fondos nacionales en toda la Provincia generó que el Gobernador avance para hacerse cargo de “las más importantes” y las que el gobierno bonaerense podía financiar, para no dejar “elefantes blancos” en los 135 distritos. No sólo con obras de infraestructura básica, también con las universidades.
Las nuevas canciones lo llevaron a Kicillof, en lo político, a reunirse y buscar una “federalización” de los gobernadores ante la ausencia de Milei. En ese marco, firmó convenios de colaboración con Maximiliano Pullaro en Santa Fe, Ignacio Torres (Chubut), Martín Llaryora (Córdoba), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja) entre otros para avanzar en temas donde el gobierno nacional brillaba por su ausencia. El de Santa Fe, Chubut y Córdoba fueron los más simbólicos porque representaba la “renovación” de la política en sus dirigentes…y Kicillof se mostraba al frente de eso. ¿Con intenciones de ser candidato a Presidente?
La gira nacional del gobernador bonaerense ya mostraba más que una frase o una posible intención. De a poco, todo parecía alinearse bajo la consigna “Axel Presidente”. Sí, faltaba –y falta- muchísimo. Pero la sensación era concreta.
Una sensación que empezó a deslucirse con dos situaciones concretas: primero la intención de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que mediante gestos no se mostró tan de acuerdo en plantear la pelea contra Milei en los términos que lo hizo Kicillof. Pero su agrupación predilecta, La Cámpora, salió a cruzarlo fuerte por entender que la prioridad del gobernador era “pensar más en su candidatura personal” que en el proyecto político que logra devolver al peronismo al poder.
La segunda fue la interna peronista. La cercanía entre Quintela y Kicillof sumada a la intención concreta de Quintela de ir por la presidencia nacional del Partido Justicialista (ya sin Alberto Fernández) los mostró, sin que ninguno de los dos lo diga expresamente, como aliados de cara a ese objetivo. Pero no contaban con una de las grandes sorpresas del año: Cristina Fernández de Kirchner dispuesta a ser la presidenta del PJ para reordenar el partido y pensar en una propuesta de gobierno desde allí.
Quintela y Kicillof se encargaron de forma enfática de desmentir apoyos o alianzas para trabajar juntos en la interna del PJ. Pero la falta de apoyo concreto del gobernador bonaerense a la ex Presidenta fue tomada como el gesto definitivo de “ruptura” y así se hizo notar en cada uno de los momentos en que Cristina y Axel compartieron actividades: desde el aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo en La Plata, hasta la cumbre del PJ bonaerense en Moreno, donde Kicillof fue invitado.
Y ni más ni menos que el Día de la Lealtad, Kicillof hizo un acto en Berisso, el kilómetro 0 del peronismo, donde si bien manifestó apoyo a Cristina, dio una muestra de carácter para pensar un proyecto propio: “Que nadie busque palabritas, porque si algo quiere la derecha es vernos divididos. Nunca me van a ver buscando divisiones” dijo en referencia a la interna y con un pequeño palo para La Cámpora.
Y 48 horas después, llamó a la unidad: "Mi deseo y mi posición es que se logre un encuentro, un diálogo, y se evite una innecesaria competencia interna. Ambos proponen dos puntos centrales: nítida oposición a Milei y convocatoria a la unidad". Además, manifestó su preocupación por cómo la ultraderecha se aprovecha de "nuestros debates internos". "A horas del cierre, vuelvo a expresar mi voluntad: ¡unidad, unidad respetuosa, unidad peronista!". El final, fue la caída de la lista de Quintela por falta de avales y Cristina asumió como presidenta del PJ.
Construir un escudo y una alternativa: para eso, unidad.
— Axel Kicillof (@Kicillofok) October 19, 2024
Argentina atraviesa una situación muy grave, nuestro pueblo está siendo agredido por un Gobierno Nacional desertor que ataca a la Universidad Pública, destruye los derechos, favorece el saqueo de nuestros recursos, fomenta…
Mientras tanto, el entorno de Kicillof. Funcionarios, sindicalistas, intendentes y dirigentes de peso buscan generar el volumen político del gobernador no sólo desde “La Patria es el Otro” la agrupación que tiene referencia en Andrés “Cuervo” Larroque, sino en las Mesas de Axel en los 135 distritos, con énfasis en el rol del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, un dirigente que se posicionó fuertemente con Kicillof y que generó varios cruces con pares de La Cámpora, como Mayra Mendoza (Quilmes) o Julián Álvarez (Lanús).
Y con todo, llegamos a los dos grandes eventos del final de año del gobernador: el primero fue, tras varios actos donde lo tuvo como protagonista excluyente, una sugestiva “mateada” en La Plata donde Kicillof ya no escondió sus intenciones y las del espacio de encabezar un proyecto de cara al futuro: “Tengo la obligación de ponerme al hombro la construcción de un frente político que sea una alternativa para el futuro de nuestra provincia" dijo y avizoró que será un "inmenso" frente político que debe contener a "los sectores que están en lucha y tomaron la calle" para disputar con el oficialismo nacional.
Durante todo el año, Kicillof se mostró en la vereda –o de un lado del abismo- de enfrente de Javier Milei. Desde allí construyó. De hacerse cargo de varias obras que la Nación dejó sin finalizar hasta la idea de adquirir Aerolíneas Argentinas, que sería privatizada por el Gobierno Nacional.
La segunda, mucho más importante en torno a la gestión y al futuro de la Provincia, es la caída del debate por el Presupuesto 2025. Importante porque Kicillof necesitaba tres herramientas fundamentales: la partida general de gastos, la modificación a la Ley Impositiva y la autorización para tomar deuda y hacer frente a compromisos de pago tomados en la gestión de María Eugenia Vidal.
Si bien para la gestión es complejo, en lo político sentó un precedente complejo: no fueron pocas las fuentes que admitieron a NuevaBA que al tratamiento le faltó “política”. Algunos pidieron la intervención directa del Gobernador, otros señalaron que cuando aparecieron interlocutores “válidos” ya era tarde. La Provincia se defendió y dijo que “siempre estuvieron a disposición para negociar” e incluso catalogaron a la oposición de “dar un golpe” al destino provincial en 2025.
Lo concreto es que el propio Kicillof admitió que no permitirá que la Provincia entre en quiebra, y la situación quedó en un lugar sumamente delicado. El verano será para la política: enero para las negociaciones, y en febrero se buscará la aprobación. En el medio, las aspiraciones del gobernador. Y en el horizonte, una legislativa que todavía no tiene las reglas claras. Y si cambian, será en año electoral, con todo lo que eso significa.
- AUTOR
- Alexis Grierson
- SECCIÓN
- Política
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